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Lugar: Madrid, Madrid, Spain

viernes, 2 de septiembre de 2005

Puerto de Los Neveros





2096 metros bajo cero: Este paso recuerda los veranos en que La granja se abastecía de hielo en los ventisqueros de Peñalara.

Datos de la ruta:

- Ruta no circular
- Distancia: 18 km
- Tiempo: 6 a 7 horas
- Desnivel: 900/1000 metros
- Época: verano
- Dificultad: alta


Esta excursión forma parte de otra excursión ya clásica de la Sierra de Guadarrama como es la travesía del macizo de Peñalara desde Cotos a La Granja. Si bien, al disponer de un solo coche había que hacer solo la ascensión desde una de las partes, habiéndose elegido en este caso La Granja como punto de inicio por un doble motivo: primero porque este itinerario nos era menos conocido, y segundo porque en este sentido la marcha es más dura al tener que superar un mayor desnivel.

Tambien hay que decir que elegimos esta excursión un poco influidos por la introducción a la misma que hace Andrés Campos y que a continuación recogemos:

Será que nos estamos haciendo viejos o será que, como decía Bécquer, "es inherente a la naturaleza frágil del hombre simpatizar con lo que perece y volver los ojos con cierta triste complacencia hacia lo que ya no existe", pero últimamente, al desplegar un mapa para planear una excursión, nuestra mirada se posa con predilección en las sendas y lugares que frecuentaron hacheros, trajinantes, gabarreros, pastores, carboneros...; oficios andariegos que hoy andan tan al cabo -si no acabados- como una chota recién parida a la que hubiera pillado la nevasca en un raso. Tampoco es extraño que, en el rigor de agosto, hayamos reparado en el puerto de los Neveros.
Neveros eran aquellos serranos que, antes de inventarse el frigorífico, explotaban en verano las manchas persistentes de nieve (o ventisqueros) de las laderas altas del Guadarrama: un negocio caído del cielo, que alcanzó su auge en el siglo XIX, con la proliferación de cafés y botilleros en Madrid, Segovia y La Granja. A finales de mayo, cubrían los ventisqueros con estiércol, o con piorno, para resguardarlos del calor del sol, aunque a menudo sucedía que nevaba más tarde y les tocaba repetir la operación. Lo más sorprendente no era el método, ni que antaño nevara en junio, sino que de la nieve extraída en pleno estío, bien compactada y protegida con helechos, apenas se perdía una décima parte por fusión durante un viaje en carro que, si era a Madrid, se eternizaba cuatro días.
Por informes de la época, sabemos que en el siglo XIX se explotaban ocho ventisqueros en la sierra: el de la Estrada y los dos del Regajo del Pez, sitos en la cabecera de la Barranca de Navacerrada; el de la Condesa, en el nacimiento del Manzanares; el del Ratón y el del Algodón, en ambas vertientes de la Najarra; uno que había en la cara norte de las Guarramillas y otro a naciente de Peñalara, del cual se surtían Segovia y La Granja. De este último tomaría su nombre el puerto de los Neveros, que es la vía más directa para alcanzar la vertiente oriental de Peñalara desde el real sitio.


Para subir a este paso tan refrescante nos situamos junto a la tapia que delimita el palacio y jardines por la parte que está más cerca de la fábrica de vidrio y comenzamos a andar por la senda que discurre junto a la citada tapia hasta alcanzar en veinte minutos su punto más elevado, conocido como El Esquinazo.
Esta foto está tomada desde el Esquinazo, volviendo la vista atrás. En ella se puede apreciar tanto el límite de la finca palaciega como la senda que discurre junto a la tapia y que hemos seguido hasta aquí.


A partir de este punto hay que seguir, hasta el final de la marcha, el sendero marcado como PR (amarillo y blanco). Se cruza el arroyo Morete y a continuación se inicia la subida por un espléndido bosque de pinos, tapizado de helechos. Muy sombreado y refrescante y acompañado en todo momento por el sonido del agua que baja por el arroyo Carneros que llevamos continuamente a nuestra derecha



Como el camino si se siguen las señales no tiene pérdida, no me paro en dar detalles. Solo decir que es una subida continua, en algunos momentos algo dura, aunque siempre por buen camino. Como a tres horas del inicio se llega a una pequeña explanada conocida como raso del Pino, pradera amena con señalizaciones en madera y pequeña estación meteorológica




En otra hora más habremos alcanzado el Puerto de Los Neveros, por camino cada vez más despejado de arboleda pero sin perder el refrescante sonido del correr del agua.En este trayecto nos encontramos escenas tan bonitas como la que muestra la foto



Desde el Puerto de los Neveros hay espléndidas vistas, tanto para la llanura segoviana como para el magnífico Valle del Lozoya.Pero nuestro punto de destino no se queda aquí, sino que un kilómetro más adelante, a mano derecha, descubriremos, acurrucada al pie del soberbio risco de los Claveles, la laguna de los Pájaros, hija de la nieves, perla de Peñalara, de la que dijo Enrique de Mesa que era "espejo el más alto y puro donde se copia la seda joyante del cielo castellano". Aquí podremos almorzar y sestear sobre el muelle césped, antes de bajar a La Granja por el mismo camino para tomarnos un granizado a la salud de los viejos


De vuelta a La Granja, todavía nos quedará tiempo para visitar buena parte de sus jardines y fuentes. Aunque bien es verdad, que entre que la gente va vestida de domingo y que se celebran multitud de bodas, se encuentra uno con la ropa sudada de montañero, un poco cohibido entre tanto “glamour”.